A...EVA
Aquel espejo reflejaba una muchacha del montón, aquellas que sobraban en el comienzo del siglo veinte, ni muy alta, ni muy flaca, usaba ropa heredada de gente distinta, cargaba con estigmas de ser la hija de una madre soltera..
Todas las tardes desde la estación de trenes, veía irse el único tren que unía Los Toldos con Buenos Aires, soñaba con ser actriz, aquella pequeña de solo 15 años, no tenia absolutamente nada, ni un centavo en el bolsillo, ni un apellido de renombre, ni un padre que la guíe, ni un amigo que la acompañe, aun así un día se larga.
Tomó aquel tren cargada con una valija de cartón, entró en la ciudad y sus ojos se posaron sobre los edificios que se dibujaban en aquel horizonte.
Piensa, tiembla, se ilusiona pero siente miedo... miedo a lo desconocido, miedo a sus sueños...frente al teatro espera paciente por un papel, el cartel dice Eva Franco, como una premonición de lo que vendría.
La llaman por su apellido y está cabecita negra sonríe...Duarte, resuena en el teatro vacio y ella impíadosa y sutil sube al escenario para comenzar su carrera..
De todas las mujeres que han pisado esta tierra su nombre perdurará por siempre.
A la memoria de Eva Duarte....Andres Lacrosse.
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